La última cumbre de la OTAN a mediados de julio prometió una vez más al gobierno de Ucrania fondos y armamento para continuar la guerra y un “camino irreversible hacia la plena integración euro-atlántica, incluida membresía de OTAN”. Esta es una receta para asegurar que decenas de miles de soldados ucranianos sigan siendo masacrados, y pone en peligro el futuro del país. Pero en Europa casi no se escuchan voces disidentes.
Hace un año, la mayoría de los políticos y comentaristas militares occidentales confiaban en que Rusia estaba a punto de ser derrotada en Ucrania. Todavía hay quienes lo creen, pero son cada vez menos. Aun así, EE.UU. Y la Unión Europea quieren que la guerra continúe. Algunos argumentan que puede ser que Ucrania esté perdiendo la guerra, pero “no podemos permitir que eso suceda” (por ejemplo, Macron y Scholtz). Otros dicen que puede ser que Ucrania al final pierde, pero ¿qué importa? En el proceso, Rusia quedará debilitada militar, económica y políticamente, por lo que vale la pena.
Entonces, la guerra tiene que continuar.
Rusia presentó recientemente sus últimas condiciones para un acuerdo de paz: una Ucrania neutral y libre de armas nucleares, sin tropas extranjeras en su territorio, y la retirada de las tropas ucranianas de las cuatro regiones que Rusia ha anexado. Esto ha sido rechazado rotundamente por la OTAN y Ucrania. El secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, dijo a los periodistas en la sede de la OTAN en Bruselas: "Él (Putin) no está en la posición de poder dictar a Ucrania lo que debe hacer para lograr la paz".
Vale la pena señalar que las condiciones rusas para la paz se han vuelto cada vez más duras a medida que continúe el conflicto. En los acuerdos de Minsk de 2014 (firmados por Ucrania, Rusia, Alemania y Francia), estaba previsto que las regiones separatistas de Donetsk y Lugansk se reincorporarían a Ucrania, pero con autonomía regional, mientras que Crimea seguiría siendo rusa. Posteriormente, Ucrania renegó su firma quejándose de que lo habían firmado con una pistola en la sien. Sorprendentemente, Alemania y Francia (Merkel y Hollande) después también dijeron que sus firmas en el documento no eran en serio. Sólo lo firmaron para darle tiempo a Ucrania para rearmarse, dicen ahora. La primera oportunidad perdida.
En 2021, antes de la intervención militar en Ucrania, Rusia demandó una nueva estructura de seguridad para Europa, incluida una garantía jurídicamente vinculante de que la OTAN no admitiría nuevos miembros, especialmente Ucrania y Georgia, y que no desplegaría tropas ni armas adicionales en los Estados miembros existentes. Rusia también quería una moratoria sobre el despliegue de misiles de alcance intermedio y corto en Europa, y un diálogo sobre estabilidad estratégica y control de armas. Esta demanda fue rechazada rotundamente por EE.UU. y los otros países de la OTAN. Otra oportunidad perdida.
En los primeros meses de la guerra hubo negociaciones directas entre Ucrania y Rusia (primero en Minsk y después en Estambul). Se acordó en principio un borrador de documento que establecía que Ucrania permanecería neutral (pero podría unirse a la UE si así lo deseara). Había muchas cuestiones abiertas, que tendrían que negociarse después (entre ellas, el estatus de Donbas), y hubo desacuerdos sobre los límites de las fuerzas armadas ucranianas (250.000 soldados frente a 85.000, 800 tanques frente a 341, etc.). Al parecer fue Boris Johnson quien convenció a Zelinsky de abandonar las negociaciones, mientras que otros piensan que Zelensky interpretó la retirada rusa de las afueras de Kiev como una señal de debilidad y, por tanto, decidió abandonar las negociaciones. Cualquiera que haya sido la razón, la guerra continuó. Una oportunidad más perdida.
La triste realidad es que los campos de exterminio en Ucrania seguirán sin ninguna razón. Para los nacionalistas ucranianos el resultado sólo empeorará. Los rusos ya han declarado que la última propuesta de paz es una oportunidad para Ucrania que tal vez no se vuelva a ofrecer, si la guerra continúa. Así que Jarkov y Odessa pueden estar ahora en juego.
Como ya hemos comentado aquí, el principal problema de Ucrania es la falta de hombres para continuar la guerra. Desde el comienzo de la guerra se les ha prohibido a los hombres de entre 18 y 60 años salir del país y, a medida que más y más personas se resisten al reclutamiento, Ucrania prácticamente se ha convertido en un gran campo de prisioneros para ellos. Miles de hombres intentan abandonar el país, pero muchos son capturados y enviados al frente. Hombres son capturados en la calle y en centros comerciales, cafeterías, gimnasios, etc. La movilización forzada se está volviendo cada vez más impopular en el país, y tal vez no debe sorprender que más de la mitad de los ucranianos no miran nada malo en que la gente intente escapar del servicio militar.
Parece que la OTAN está poniendo sus esperanzas en que Rusia no pueda soportar una pérdida continua de soldados en la guerra. El Ministerio de Defensa del Reino Unido afirmó esperanzado que 70.000 soldados rusos probablemente murieron o resultaron heridos en mayo y junio de este año. Las pérdidas en ambos lados son difíciles de evaluar, ya que ambas partes están tratando de ocultarlas, pero sin duda son horrendas. Para nosotros que no tenemos muchos conocimientos sobre asuntos militares, el hecho de que los rusos puedan contratar voluntariamente alrededor de 30.000 militares al mes, mientras que Ucrania tenga que obligar a su gente a ir a las trincheras con métodos cada vez más crueles, indica que los soldados ucranianos perciben un mayor riesgo de perder la vida en el campo de batalla que los soldados rusos. Así que la esperanza de la OTAN es ilusoria.
En Ucrania arden carros de los oficiales de reclutamiento. Centros de reclutamiento están bajo ataque. Los medios de comunicación ucranianos culpan a saboteadores contratados por los servicios secretos rusos. Pero como mucha gente resienten la campaña de reclutamiento forzado, ¿quien sabe? Foto: Getty images.
Debería ser un dilema moral para los países de la OTAN. Cómo mencionado arriba, su acuerdo con el gobierno ucraniano es que ellos proporcionarán las armas y el dinero, y Ucrania tiene que aportar los hombres, de una forma u otra. A los principales políticos de la mayoría de los países de la OTAN les importa un comino el destino de estos cientos de miles de personas que, contra su voluntad, son mandados a la fuerza a las trincheras, donde probablemente encontrarán la muerte. No se puede hacer una tortilla sin romper unos huevos, ¿no cierto?
Esta falta de sensibilidad se extiende por todo el espectro político y, curiosamente, incluye a la mayoría de la izquierda, los verdes y los socialdemócratas. Ellos se mantienen firmes en su apoyo a una guerra sin fin y en contra de una solución negociada. En los países nórdicos no hay ningún político de los partidos representados en los parlamentos que esté a favor de la paz. Putin es para ellos el nuevo Hitler, y las negociaciones de paz equivaldrían a un apaciguamiento, como el acuerdo con Hitler en Munich en 1938. Cualquiera que defienda la paz es considerado un agente de Putin. Por ende, si hay que sacrificar unos cientos de miles ucranianos más por la buena causa, ni modo.
Si bien los partidos socialdemócratas europeos son históricamente firmemente pro-OTAN, y muchas veces más católicos que el Papa en este sentido, algunas personas que se consideran socialistas dicen que la guerra en Ucrania es una guerra justa anti-imperialista contra el imperio Ruso. Incluso si en principio no son pro-OTAN, dicen que es necesaria una alianza estratégica con la OTAN para asegurar la independencia de Ucrania. Se puede encontrar diferentes variantes de este argumento en la mayoría de los partidos de izquierda de por ejemplo los países nórdicos. ¿El destino de los cientos de miles de ucranianos obligados a ir a morir en las trincheras? No les importa para nada. "¡No podemos permitir que Rusia gane esta guerra! Punto!"
¿Pero cuáles serían las consecuencias de una derrota de la OTAN en Ucrania?
¿Rusia invadiría entonces Polonia y el Báltico, como afirman, por ejemplo, Biden y Frederiksen? Es obviamente un disparate. Como si Rusia no tuviera suficientes problemas y pérdidas en Ucrania. Rusia ciertamente no se detendrá hasta tener una garantía de que Ucrania no sea incorporada a la OTAN, pero no gana nada con un ataque a la OTAN, que económica y militarmente es mucho más fuerte. Sólo un loco haría eso y, contrariamente a lo que nos dicen, el Presidente Putin y los dirigentes rusos no son locos.
¿Quedarían debilitados EE.UU. y la OTAN si son derrotados en Ucrania? Dentro de Europa, no. La OTAN seguirá teniendo más países miembros y un presupuesto militar más alto que nunca. Pero fuera de Europa, la respuesta es sí. Como la derrota en Ucrania se sumaría a las derrotas en Iraq, Afganistán y Libia, la capacidad de los países de la OTAN para proyectar poder en todo el mundo se vería fuertemente reducida. Ha sido una decepción para EE.UU. y la UE que los países del Sur Global no han acudido a su rescate en Ucrania. Estos países se niegan a aceptar una nueva guerra fría con una división del mundo entre buenos y malos y, en cambio, buscan defender sus propios intereses. Su interés es cooperar con quien sea si es beneficioso para ellos, y si significa cooperar tanto con EE.UU., la UE, China y Rusia, para ellos no hay problemas. Se niegan a verse obligados a escoger entre “ellos” y “nosotros” según la fórmula de EE.UU. y laUE: “aquellos que no están con nosotros están en contra de nosotros”. En el sur global, a la mayoría le gustaría ver una solución negociada en Ucrania. Pero muchos países no quieren que la OTAN gane en Ucrania, y hay bastantes a los que les gustaría ver una derrota de sus antiguos amos coloniales en la OTAN.
Se sienten más seguros con la OTAN como un "tigre de papel".
“Tigre de papel” es una expresión tradicional China que se refiere a alguien que aparece poderoso pero que en la realidad es incapaz y no tiene fuerza para resistir presión. Imagen de Wikimedia (de 1950).