La gestión de la economía venezolana ha sido increíblemente incompetente y desastrosa, a pesar de poseer las mayores reservas de petróleo del mundo. Las sanciones y el embargo contra Venezuela han acelerado el declive de la economía, con la inflación bordando la hiperinflación, una economía en colapso y una migración masiva. Hay mucho que criticar en cuanto a la gestión del gobierno venezolano, y por cierto en cuanto a la gestión de la oposición, también. Pero las sanciones y el embargo constituyen una política errónea, causando más sufrimiento para el pueblo venezolano. Reconocer a un auto-proclamado presidente y apoyar un levantamiento fallido es convertirlo en una farsa. Es una vieja política de los Estados Unidos tratar a sus enemigos de esta manera. Pero es difícil comprender lo que está haciendo la Unión Europea, apoyando esta política. De aquí en adelante los europeos ya no pueden culpar al gobierno venezolano. Han decidido asumir una responsabilidad compartida por el sufrimiento del pueblo venezolano.